En una vuelta electoral digna de una telenovela, Nicolás Maduro se ha proclamado ganador de las elecciones en Venezuela antes de que el conteo de votos llegara a su fin. Sin embargo, la comunidad internacional no está tan convencida. Tanto en Europa como en América Latina, los líderes exigen «total transparencia» y que «se cuente cada voto».
El primero en levantar la ceja fue el secretario de Estado de EE.UU., Anthony Blinken, quien expresó serias dudas sobre la legitimidad de los resultados anunciados. Desde Tokio, Blinken declaró que los resultados «no reflejan la voluntad del pueblo venezolano», mientras que la oposición, liderada por Edmundo González, afirma haber ganado con un contundente 70% de los votos.
La Unión Europea, encabezada por Josep Borrell, también se sumó al coro de la desconfianza. Borrell instó a que se asegure la transparencia del proceso electoral, incluyendo un conteo detallado y acceso a las actas de votación. El ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, y otros líderes latinoamericanos, como Gabriel Boric de Chile, secundaron este reclamo de claridad y verificabilidad en los resultados.
Por otro lado, algunos aliados de Maduro, como el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, y el expresidente de Bolivia, Evo Morales, celebraron la victoria, describiéndola como un triunfo de la dignidad y el valor del pueblo venezolano frente a las presiones externas.
Mientras tanto, el resto del mundo observa con atención, esperando que el proceso electoral en Venezuela arroje luz sobre una situación que, por ahora, parece envuelta en sombras y controversias.